Por Dany Arda - 06/Septiembre/24
Hoy hace 20 años, una mañana después de tomar un pésimo café instantáneo de la máquina de uso gratuito de la empresa, un trabajador cualquiera, llegaba a su cubículo. Los escritorios estaban repletos de computadoras de escritorio con monitores CRT de tamaño imponente, que parpadeaban al encenderse y hacían ruidos simpáticos. El ratón y el teclado, aunque funcionales, aún eran dominados por cables que se enredaban a su alrededor. Las impresoras láser y las fotocopiadoras ocupaban un lugar destacado en las oficinas, ruidosas pero confiables en su tarea de reproducir documentos.
En aquel entonces, el acceso a Internet era una mezcla de excitación y frustración; las conexiones de banda ancha estaban ganando terreno, reemplazando gradualmente a los anticuados módems de marcación, pero aún había lugares donde el acceso seguía siendo lento y poco fiable. Los correos electrónicos eran una herramienta esencial para la comunicación diaria, y el uso de herramientas como Microsoft Outlook y Lotus Notes era común.
Los teléfonos móviles de 2004 eran significativamente diferentes de los dispositivos inteligentes que conocemos hoy. La mayoría de los teléfonos eran modelos con teclados físicos y pantallas pequeñas, con capacidades limitadas para enviar mensajes de texto y realizar llamadas. Los primeros smartphones estaban en sus etapas incipientes, y los sistemas operativos móviles como el Palm OS y el Windows Mobile eran predominantes. Android no estaba ni cerca.
Ese año fue sumamente emocionante con la popularización de productos que dejarían una huella duradera. Apple lanzó el iPod mini, un dispositivo que revolucionó la forma en que la gente escuchaba música, permitiendo almacenar miles de canciones en un formato compacto. Este lanzamiento marcó el comienzo de una era en la que la música digital se convirtió en una parte integral de la vida cotidiana. Tarde ese año, Google presentó Gmail, un servicio de correo electrónico que ofrecía una capacidad de almacenamiento sin precedentes, cambiando el estándar de cómo los usuarios gestionaban su correspondencia electrónica y allanando el camino para la nube y los servicios basados en web.
Microsoft presentó Windows XP, un sistema operativo que se convirtió en uno de los más populares y duraderos en la historia de la informática, influyendo en el desarrollo de sistemas operativos posteriores. El navegador web Mozilla Firefox hizo su debut en 2004, ofreciendo una alternativa robusta y segura a Internet Explorer y marcando el inicio de una nueva era en la navegación web.
En el ámbito de los dispositivos móviles, el Nokia 6600 fue uno de los teléfonos inteligentes más vendidos de su época, mostrando las primeras señales de la convergencia entre teléfonos y computadoras. El Palm Treo, con su sistema operativo Palm OS, también fue un precursor significativo de los smartphones modernos, integrando funcionalidades de comunicación y productividad en un solo dispositivo.
Las impresoras láser, como la HP LaserJet 1012, continuaron dominando el mercado de impresión en oficinas, ofreciendo una combinación de velocidad y calidad que aún persiste en las impresoras modernas. En el mundo de los medios digitales, el Adobe Photoshop CS, lanzado en 2004, se consolidó como una herramienta esencial para el diseño gráfico y la edición de imágenes, influyendo en la industria del diseño hasta el día de hoy.
Estas tecnologías no solo definieron su época, sino que también establecieron las bases para desarrollos futuros, impactando profundamente en la manera en que interactuamos con la tecnología en el presente. Es probable que algún día escriba la segunda parte de este blog y les adelanto que se llamará “2024, como la tecnología de hace 20 años nos cambió para siempre”.