Por Andrea Zenteno - 28/Agosto/24
La película de Pixar nos mostró un planeta asfixiado por los residuos, con océanos de basura y una atmósfera contaminada. Aunque nuestra situación actual no es tan extrema, la problemática de los desechos es una de las mayores crisis ambientales que enfrentamos.
¿Te has preguntado qué pasa con todo aquello que desechas,
que no usas o incluso, todo lo que se desechó para tener lo
que tienes alrededor tuyo?
Cada acción que realizamos y cada producto que consumimos, genera
al menos un tipo de residuo que no siempre, es perceptible para nosotros
a por su forma o porque se genera de manera indirecta a nosotros.
Los desechos han estado acompañándonos desde el origen de la
vida en la Tierra, pero la naturaleza siempre ha hecho la labor
sucia de limpiarlos y es por ello que no los notamos; a esto los
conocemos como biodegradabilidad, el cual es un atributo
fundamental de la vida, ya que todo ser vivo, en algún momento,
regresa a la tierra. Los productos biodegradables imitan este
proceso natural, descomponiéndose en elementos inofensivos para
el medio ambiente; sin embargo, también existen los productos no
biodegradables, que, por el contrario, desafían las leyes de la
naturaleza.
Son como cuerpos extraños que resisten la descomposición, que
aunque en un principio suene como ventaja, en realidad es una
grave amenaza para nuestro planeta, contribuyendo a la
contaminación de suelos, aguas y aire durante siglos por las
grandes cantidades de gases nocivos que generan, dejándonos como
consecuencias el incremento del efecto invernadero, el aumento
de las temperaturas, climas extremos, la elevación del nivel del
mar, la pérdida de biodiversidad, la acidificación de los
océanos, problemas en la agricultura y problemas en nuestra
salud.
Residuos electrónicos 📱: Contienen sustancias tóxicas como
plomo, mercurio y cadmio que contaminan el suelo y el agua al ser
desechados incorrectamente.
Pilas y baterías 🔋: Contienen metales pesados que pueden
filtrarse al suelo y contaminar acuíferos. Si se incineran, liberan
gases tóxicos a la atmósfera.
Residuos orgánicos 🍎: Cuando se descomponen en vertederos,
generan metano, un potente gas de efecto invernadero que contribuye
al cambio climático.
Residuos de construcción y demolición 🏗️: Generan grandes
cantidades de polvo y partículas que contaminan el aire. Si no se
gestionan adecuadamente, pueden contaminar el suelo y el agua.
Residuos industriales 🏭: Pueden contener sustancias químicas
peligrosas que contaminan el suelo, el agua y el aire. Contribuyen
a la acidificación de los océanos y a la destrucción de la capa de
ozono.
Residuos sanitarios 💧: Los residuos hospitalarios y farmacéuticos
pueden contener agentes patógenos y sustancias químicas peligrosas
que requieren un manejo especial.
Microfibras 🧽: Pequeñas fibras de plástico liberadas por
las prendas sintéticas durante el lavado, que contaminan los océanos
y se acumulan en la cadena alimentaria.
Microplásticos 🥤: Fragmentos de plástico cada vez más pequeños
que se encuentran en todos los rincones del planeta, desde las profundidades
marinas hasta la cadena alimentaria.
Afortunadamente, no todo está perdido. La ciencia y la tecnología están desarrollando soluciones innovadoras para hacer frente al problema de la basura:
Investigadores están desarrollando microorganismos y enzimas
capaces de descomponer plásticos y otros materiales no
biodegradables en un tiempo mucho más corto.
Nuevas tecnologías permiten reciclar materiales que antes eran difíciles de procesar, como los plásticos mixtos.
Este modelo de producción y consumo busca minimizar la
generación de residuos y maximizar la reutilización de los
materiales.
La fabricación aditiva permite crear productos personalizados con menos material y menos residuos.